Mediaciones familiares
Acompañamos la búsqueda de acuerdos beneficiosos para los padres, cuidando del bienestar mayor de la familia y de los derechos de hijos e hijas en común.

¿Qué es la mediación familiar?
La mediación en familia permite acceder a un sistema de resolución de conflictos en el que un tercero imparcial, llamado mediador o mediadora, ayuda a las partes a buscar por sí mismas una solución al conflicto y sus efectos, mediante acuerdos.
Antes de iniciar una demanda judicial, por ley los participantes están obligados a intentar una mediación previa y obligatoria, lo que busca y promueve buscar una solución sin judicializar el proceso. Pudiendo abordar una o todas las materias existentes: pensión de alimentos, relación directa y regular (visitas), cuidado personal o sus modificaciones. Ahora bien, tanto la asistencia, como alcanzar un acuerdo, es voluntario para los participantes.
La mediación cómo proceso de reparación
En todo caso, la mediación es un espacio que facilita la escucha, la conversación es cuidada por un profesional competente que fomentará la búsqueda de acuerdo entre las partes, cuidando de los derechos de ambos padres con imparcialidad y de los hijos en común, cuyos derechos son representados por el mediador o mediadora.
La mediación permite construir acuerdos para cuidar de la nueva organización vincular.
Comprendemos que la mediación esta inserto en un proceso de separación que requiere y debe ser cuidado, para que la experiencia sea lo mas beneficiosa para las partes, asimismo confiamos en que durante la mediación es posible reparar o mejorar en parte "algo" de lo que se encuentra deteriorado: la confianza, la escucha, el entendimiento individual y colectivo, siempre en la búsqueda de un bienestar mayor con un nuevo y mejor escenario para todos los integrantes del grupo familiar.

Mediaciones familiares, una opción que no judicializa el proceso.
El mediador es un profesional competente, pero no es necesariamente un abogado, tampoco la mediación se desarrolla en un contexto judicial, lo que entrega un espacio de resolución de conflictos más amable y cuidado. Con un enfoque totalmente diferente.
Una mediación que llega a acuerdo y el detalle de esta es legal ante los tribunales, ahora bien: la mediación no es una decisión cerrada, en todo caso es posible realizar ajustes a los acuerdos a voluntad de las partes, tanto en el proceso de una mediación como en un plazo posterior luego de cerrado el acuerdo.
Esto permite mantener la resolución del conflicto sin judicializar el proceso (menores tiempos, menores costos, mejor experiencia, mayor autonomía de las partes en la decisión, sin un juez que imponga una sentencia, sin involucrar y victimizar a hijos e hijas).
Una mediación que no llega a acuerdo es una mediación frustrada, el certificado de mediación frustrada es requisito para una demanda judicial.

Conversaciones importantes en espacios que facilitan la escucha.
Contamos con espacios cuidados para quienes asisten a mediación, con ambientes agradables que promueven la tranquilidad y la calma. Los espacios armoniosos cuidan de la escucha y facilitan la confianza, nos ocupamos de que las personas que asisten a mediaciones con nosotros se sientan tranquilos, cuidados, escuchados, que sus historias reciban un lugar, se sientan respetados y valorados.
Las conversaciones se traducen en necesidades, las necesidades en búsqueda de soluciones, los desacuerdos en oportunidades de escucha y las soluciones en acuerdos.
En la mediación:
- El mediador facilita una conversación imparcial y confidencial.
- Se busca preservar las relaciones familiares.
- Se promueve una mayor grado de compromiso de las personas implicadas, fomentando la responsabilidad parental.
- No hay ganadores ni perdedores, los acuerdos son a voluntad de las partes, esto no implica que cada uno obtenga lo que quiere, sino que hay confianza en que el acuerdo logrado es el mejor escenario posible para la necesidad planteada.

Realizamos sesiones individuales y en conjunto.
Es común que las personas que asisten a mediación tengan ideas preconcebidas de lo que será su experiencia, en muchos casos hay emociones de miedo, aprensión, tensión antes de las sesiones. Estas emociones son comprensibles en cuanto han existido dificultades para llegar a acuerdos en contextos anteriores o cotidianos o existen necesidades que requieren una solución pronta, lo que genera una presión sobre el proceso. La invitación de la mediación si es a conversaciones colectivas con búsqueda de acuerdos, pero también es a conversaciones individuales, pudiendo el mediador recomendar o la parte participante solicitar una instancia de conversación individual con el mediador o mediadora. Estas instancias individuales permiten generar espacios de conversación para expresar aspectos que no podemos o no nos sentimos capaces de plantearlos en un contexto grupal. Ambas instancias, la grupal y la individual forman parte del proceso de mediación.
La presencialidad de las partes favorece conversaciones individuales, pudiendo realizarse igualmente en sesiones online pero probablemente con un beneficio menor.